LO DE MARIA SE ABURRIA

Inventarme un cuento infantil y dedicárselo, fue una de las cosas que se me ocurrieron para enseñar a mi niña pequeña la diferencia entre el valor de las cosas materiales y el valor de las personas.


MARÍA SE ABURRÍA

DE MAMI
DEDICADO A MI NIÑA
CON MUCHO CARIÑO

María tenía 8 años y vivía en una enorme y preciosa casa lejos de la ciudad.
                                                
 Tenía todos los juguetes que una niña podía desear,  pinturas, coches, peluches, cuentos, muñecos pero.......... María se aburría.

 Tenía una granja donde cuidaban caballos, vivían patos, gallos, y gallinas, y hasta un terreno donde tenían cebras y burros. También tenía gatitos y conejitos,  pero....... María se aburría.

Todos los días, Adolfo el chofer,  le dejaba en la puerta del colegio por la mañana, y le recogía en la puerta del colegio por la tarde, para llevarla a su casa. Nunca podía quedarse a jugar con sus amigos y amigas después de clase, porque Adolfo, le estaba esperando siempre muy serio, puntualmente, con su enorme limusina.

Dentro del coche, tenía toda clase de entretenimientos, televisión, videojuegos, libros, cuentos.....pero.......María se aburría.

Su papá y su mamá trabajaban todo el día y casi nunca podían estar con María, eso sí, tenían mucho, mucho dinero.

Mientras María esperaba después del colegio, a que llegaran  su papá y su mamá, podía entretenerse haciendo montones de actividades en su propia casa, ya que tenía pista de tenis, pista de baloncesto , una piscina....... pero......María se aburría 

Renata, la señora que le cuidaba, nunca quería jugar con ella, porque siempre estaba limpiando, planchando y fregando.

Un día, llegó su mamá a casa muy preocupada llorando. Le habían echado del trabajo.
Cuando se lo dijo a María, esta sonrió y dijo:

-No te preocupes Mamá.

Pero su mamá siguió llorando.

Otro día, su papá, también llegó a casa cabizbajo y serio.    

Y María le preguntó :- ¿Qué te pasa papá?, 

-Que me he quedado sin trabajo cariño, no sé lo que vamos a hacer ahora.- contestó su papá.

Entonces María sonrió y le dijo:

- No te preocupes papá-.

No sabía por qué, pero ahora que sus padres estaban tan preocupados, María se sentía más feliz.

 -¿Por qué sería?-, se preguntaba María. Era como si supiese lo que iba a pasar, y esto es lo que pasó.

Tuvieron que vender la casa, los juguetes, la granja, los coches, despedir a Renata y a Adolfo, e irse a vivir muy cerca del colegio de María.

 Ahora casi no tenía juguetes, ni nada para entretenerse, pero ya no se aburría.
  
Su papá y su mamá, estaban siempre con ella. Su papá encontró un trabajo en la ciudad, y su mamá, mientras encontraba otro trabajo, se dedicó a cuidar de María.

Todos los días, iba a buscarle al colegio, y le llevaba la merienda, se quedaba un rato jugando con sus amigos en el parque, y luego, se iban andando tranquilamente a su pequeña casa, y hacían juntas los deberes.
    

 A veces sus amigos iban a merendar a su casa, o iba ella, a casa de sus amigos.

    María casi no tenía juguetes, casi no tenía nada.


Pero ya no se aburría.

María era feliz, mucho más feliz.


FIN

GRACIAS MARIA